Arturito de mi vida, que puedo decir de ti? Fuiste el hermano que Dios me envió por medio de mamá. Crecimos juntos, jugamos, hicimos travesuras, nos reímos, lloramos, y reñimos, pero ante todo nos amamos y aprendimos mucho uno del otro. Fui como tu mamá porque te cuidé te di de comer, te bañé, te vestí y te protegí de los niños que querían agredirte. Ahora ya de adultos, siempre me escuchaste y me ayudaste en mis problemas dándome consejos y escuchándome. Extraño nuestras conversaciones de los domingos por la noche mientras tú trabajabas. Te fuiste muy pronto, pero tengo la esperanza de volver a verte. Te amo!